Cuando uno esta embarazado se hace muchas promesas inútiles: Mi hija no va a tener barbies, mi hija no se va a vestir como princesa, mi hijo no va a ver tele, mi hija no va hablar «chiqueado», en mi caso, mi hija no va a hablar spanglish, etc.) y otras no tan inútiles: en los juguetes de mi hijo no va a ver pistolas, mi hija no va a tener una Bratz, jamás voy a meterle complejo de gorda, mis hijos no dirán groserías, etc.), además en todas esas promesas insertamos el adverbio más terminante «NUNCA».
Pues bien, esta semana alcancé un Punto de No Retorno en este asunto de ser madre y las promesas no cumplidas:
Mijita tiene días que no se deja cambiar de ropa y prefiere andar corriendo por toda la casa sin nada encima salvo su pañal (aunque muchas veces también le estorba). Su protesta hacia la ropa incluye señales que parecieran indicar que la ropa le estuviese haciendo daño, y como buena madre consentidora, inexperta e intolerante al dolor de su amada pequeñina, inmediatamente cede a sus demandas, y !fuera ropa!
Les contaba que llegué a un Punto de No Retorno: resulta que esta mañana ya iba con retraso a una cita, y mijita estaba en pleno trance Woodstock, así que nada de ponerle la ropa, y entonces ocurrió lo insólito: convencí a mijita que uno de sus vestidos era un vestido de princesa.
Tendrían que haber visto con sus propios ojos la transformación: la nena de apenas dos años, me arrebató el vestido y casi se lo pone ella sola. Estaba tan contenta, como antes había estado berreando.
Me sentí mal por usar los subterfugios que muchas veces critiqué en otras madres y siempre prometí que no repetiría. Me sentí terrible porque me di cuenta que mi hija estaba sumida totalmente en ese estado de «posesión» que logran las barbies y las princesas en la psique de las niñas, y al que una vez «poseída» no hay vuelta pa’ atrás.
Me di cuenta que mijita ha visto Blanca Nieves más veces en una semana que yo en toda mi vida, y que precisamente esta semana la nueva palabra agregada a su infante vocabulario es, por supuesto, Blanca Nieves. Y no solo eso, sino que no había puesto la debida atención en el nivel de concentración que se ponía en marcha por parte de Mijita, de principio a fin en cualquier película de “princesas” pero con especial énfasis hacia Blanca Nieves.
Por un buen rato, empecé a obsesionarme con el recuento de los daños: ¿Qué aprenderá mi hija de Blanca Nieves, Cenicienta y La Sirenita? ¿Qué efecto psicológico tendrán todas estas historias de?:
Muerte: Las dos primeras son huérfanas. La Sirenita es huérfana de madre e ignorada por un padre que vive trastornado por el dolor de la pérdida de su amada quien es aplastada por un barco pirata.
Amor: Las dos primeras se enamoran a primera vista y se casan tras un breve noviazgo que va de 5 minutos a 3 horas (Blanca Nieves ve al Príncipe y corre a esconderse al castillo, así que su relación dura los 5 minutos de la canción a dueto, Cenicienta baila con el príncipe toda la noche, que según mis cálculos fue de las 9 a las 12 que expiro el hechizo).
Esquizofrenia: Las tres se comunican con animales.
Pero, luego me dije : “¡a ver! vamos a separarnos un poco de la histeria materna”, y esto es lo que encontré:
El famoso psicoanalista Carl Jung decía que: ‘Los cuentos de hadas expresan de manera extremadamente sencilla y directa los procesos psíquicos del inconsciente colectivo”. Por ello, su valor es superior al de otros materiales en lo que a su investigación científica se refiere [Marie-Louis von Franz, en Érase una vez….una interpretación psicológica, Ediciones Luciérnaga, 1993]
Bruno Bettelheim, importante psicólogo vienés nacido en 1903, dedicó gran parte de su vida al estudio del autismo, y aunque no viene a colación ahora creo importante mencionar que su postura frente al origen del autismo, es que esta “condición” no tenia una base orgánica, sino que era originada por “madres frías y padres ausentes”.
Bettelheim tiene una obra importantísima que le llevo escribir 5 años de su vida: “Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas”.
Es de su opinión que el cuento infantil o de hadas, le ayuda al niño a desarrollarse y a alcanzar la etapa de madurez. En sus propias palabras:
“…he podido constatar que, por no haber creído en lo mágico en un cierto periodo de su vida, por no haber tenido bastante sueños, fantasías y por no sentirse relacionado con lo imaginario a una edad en que esto es beneficioso, muchos adolescentes o adultos son incapaces de afrontar los rigores de la vida adulta”.
Bettelheim sostenía que los cuentos de hadas..”presentan a los niños, la realidad tal cual es. El amor mezclado con el odio, la angustia, el sufrimiento, el miedo a ser abandonado, la vejez, la muerte: el mundo que vivimos y que muy a menudo tratamos de ocultar a los niños. ¡ Como si ellos no estuvieran en él!
En palabras de Eve Leone, autora de El Misterio Feliz..Los cuentos de hadas y la tradición universal (Editorial Estaciones, Buenos Aires 1991): …”Bettelheim se empeña en identificar al niño con el salvaje por sus mecanismos mentales, considerando que ambos son inmaduros , y que el niño tiene necesidad de magia, por que es “animista” hasta la pubertad”.
Otro dato curioso de este hombre y otro punto y aparte: en 1983 aparece en la película Zelig de Woody Allen.
Karl Bühler, renombrado integrante de la llamada escuela de Wurzugo, que por el año de 1918, al final de la primer guerra mundial, se consagro al estudio de la naciente Psicología Infantil.
Bühler intentaba explicarse los mecanismos de la influencia de los cuentos maravillosos en la edad de la niñez, dedicó toda su atención a los “märchen” de los hermanos Grimm. Estimaba que no podía precisarse qué era lo que penetraba en la mente infantil de esas narraciones, y juzgó que el niño aceptaba muchas cosas que no comprendía, de manera muy vaga. Tuvo que admitir que no podía ser casualidad el hecho de que se diera tan alto grado de concentración en imágenes internas, como las que los cuentos despertaban, e incluso comprobó, sin comprenderlo, que a través de los cuentos de hadas nacía y se desarrollaba en el niño el gusto por la poesía.
Una cita más de Eve Leone, a propósito de las observaciones de Bühler- “ La sensibilidad que así despuntaba puede sugerirnos que existiendo un corazón físico, un corazón psíquico y un corazón celeste, por así decir, solo al influjo de una chispa desprendida de este corazón celeste , podía alumbrarse el corazón psíquico, y que esa chispa, que también proveería al discernimiento, la contenían los cuentos de hadas”.
Algunos pensarán que esta literatura, debió ser suficiente para bajar mi nivel de histeria, y aniquilar cualquier vestigio de culpa en mi conciencia.
Si me queda claro que los cuentos de hadas son un facilitador de explicaciones difíciles, que inspiran el nacimiento de un mundo imaginario en la psique del niño, y que esto es bueno para cualquier ser humano mentalmente sano.
Pero ¿no sería mejor introducir a los niños en este mundo mágico, a través de los Libros, y no gracias a la mercadotecnia de Disney?
¿Qué opinan?
Definitivamente los libros y la tradición oral son superiores por mucho a las versiones cinematográficas. Yo aún recuerdo con cariño las narraciones de mi mamá o de mi abuelita en las noches que nos quedábamos sin luz.
La vida acelerada de nuestros días hace que muchos papás prefieran ponerles la película antes que leerles o contarles un cuento. Ese es el verdadero enemigo, la falta de comunicación entre padre e hijo.
La presión social entre niños es muy fuerte y un niño que no está al día en las modas infantiles puede llegar a sentirse desplazado por sus compañeros.
Lo que me ha funcionado a mi es permitirle ver esas películas, pero también leemos los cuentos, le narro las versiones que a mi me contaron en la infancia y así él siente mi interés por las cosas que le gustán y conocé más del cuento de moda, que sus compañeros en la escuela.
No digo que sea la mejor opción, pero es la que yo uso. También sirve platicar después de la película, así descubrés qué entendió él o ella y le puedes introducir enseñanzas y valores que tú deseas que aprenda.
Mil gracias por compartir tu experiencia con nosotros, eres uno de los mejores padres que conozco y me encanta poder presumir la gran educacion que estas dando a tu hijo, en este Blog. Eres un gran ejemplo como Padre, te felicito.
Un abrazazo
Y he de decir que esa etapa de princesas la disfrute mucho, y la de barbie tambien……recuerdo como hechabamos a volar mis hermanas y yo la imaginacion basada en alguno de los cuentos leídos o vistos por videocasetera Beta, y obvio mi mamá siempre era la bruja y el principe mi papá Será que por eso seguimos siendo las princesas de mi padre y nuestros ahora esposos dicen que estamos muy consentidas…….Pues justo le respondí a mi esposo…asi crecí y tuve una infancia muyy feliz…donde mezclabamos la fantasía con la realidad…..y ahora que veo a mis sobrinas con mis hermanas jugando así, me emociona y voy me quito los zapatos me siento con ellas y que te puedo decir mi ultimo personaje fue una sirena de peter pan….Auh!!!!
Recuerdo lo mucho que disfruté a Blancanieves, La Bella Durmiente y a Cenicienta en mi infancia, gracias al ‘cinito’ (8mm) que llevaban a fiestas infantiles. Pero también recuerdo cuando leí las versiones originales de cuentos como ‘La Sirenita’ y la propia ‘Cenicienta’. No son historias para niños demasiado sensibles. La Sirenita debe asesinar al príncipe para recuperar su voz y poder volver al mar.
Claro que elige no hacerlo y ante el peligro de convertirse en espuma (su destino era perderse en la nada), se va con ‘las hijas del aire’ quienes se dedican a hacer buenas acciones para ganarse una alma. Muy ambiguo el asunto…
Y en ‘Cenicienta’, cuando la heroína se va a casar con el príncipe, un cuervo le saca los ojos a sus hermanastras, quienes previamente se habían cortado el talón y el dedo gordo del pie para que les quedara la zapatilla y engañar al galán. Medio sanguinario el escenario.
Detesto la franquicia de las princesas de Disney y siempre estaré a favor de la lectura, que brinda el ejercicio perfecto para la memoria y abre la puerta de la imaginación.
Creo también que todas las niñas somos princesas, aunque tengamos que partirnos el lomo trabajando y tengamos más de 30 años.
¡Un abrazo!
Me encanta el cierre de tu comentario y coincido contigo: Creo también que todas las niñas somos princesas, aunque tengamos que partirnos el lomo trabajando y tengamos más de 30 años.
#Excelente comentario de la mas cercana representante de una princesa, que conozco. un abrazo
No creo que estemos hablando de lo mismo. A mi hija que apenas cumplió un año ya le regalaron una barbie! (sus padres asustados la escondieron en el fondo del closet). Nosotros tuvimos influencias como plaza sésamo y el tesoro del saber pero los niños ahora tienen desde su muy corta infancia influencias mercadológicas dirigidas a productos y no a mensajes. Los cuentos de ahora están castrados. Toda enseñanza de Grimm perdida en el afán políticamente correcto de eliminar la muerte como proceso natural. Las princesas actuales solo enseñan sexismo y la necesidad de ser mediocre y esperar un príncipe azul. Igual que las Marías de televisa que sin trabajar al final resultan herederas de una gran fortuna con la que pueden humillar a los que las atormentaban. Creo que no es lo mismo y que hay razón de sobra para preocuparse…
De acuerdo contigo, las versiones recogidas por los Grimm, eran mucho menos maquilladas, y especialmente las versiones de Disney, han canibalizado el valor literario y metaforico, en pro, como tu dices, de la comercialización de productos de consumo que nada tiene que ver con el aprendizaje. Por eso mi cuestionamiento al final? e indudablemente siempre serán mejor los libros que alimenten la imaginación del niños, a productos que los muevan a consumir mas productos en forma indefinida. Mil gracias por tus comentarios
Hola;
En referencia al artículo me parecio fantástico, pero al igual que tu me sumergí hace años leyendo acerca de esto, acerca de el lado oscuro y malevolo del mundo de hadas y princesas en la psique de nuestros crios, y ya aterrizandolo un poco no lo veo tan descabellado, siempre y cuando tengan el equilibrio y la otra parte de su contexto en buen estado, es decir nosotros como padres con la atencion y comunicación adecuada, de aqui pal’ real creo que no tiene porque afectarles que esa parte de su niñez la vivan pensando como princess, claro en su momento y como buenas madres modernas y liberadas explicarles que sorry pero esas vidas Disney, pues simplemente no se dan así …. que hay que lucharle, hay que hablar, no sentarse a esperar a el «dichoso principe» para nada porque de ahi surgen las peores crisis existenciales y aprender a tomar sus propias decisiones….de ahi en fuera ya crecerán y se daran cuenta por si solas en que mundo estamos y de que manera la vivimos, no creen?
Mil gracias por leer mi blog! Y por tus comentarios! Me acaban de recomendar unas nuevas versiones de cuentos de hadas, donde el rol de la princesa es más activo y decisivo. En cuanto los tenga en mis manos y leidos, los comento a ver que tal!
PS: Cuando va a estar listo tu sitio?
Saludos
Hola Marga!
Yo creo que ya queda listo para principios del mes de mayo, realizaré una convocatoria para quien desee participar con articulos sobre el dia de la mamá, por ahi tendrás noticias…
Saludos
Ely Guerra
mmm… si sabré yo de juramentos que luego quebré a rajatabla!
Pero creo que eso también forma parte del crecimiento nuestro como mamás (vamos, que a ser madre se aprende todos los días!).
Con respecto a las princesas, jamás sentí que fuesen a dañar la mente de mis hijas realmente… si, una de grande se da cuenta del gran verso del principe azul, del sexismo que por ahi se oculta en el mensaje (pero claro, si las historias fueron escritas hace quichicientos años!) y de miles de cosas más. Pero cuando fuimos chicas, cuando las disfrutamos – ya sea en los dibujos de Disney o en libros – todas soñamos, todas vivimos magia, todas nos ilusionamos… fue lo que rescatamos.
Si de algo estoy convencida es que los chicos necesitan magia en sus vidas… ahora más que nunca, con lo despiadada que se ha vuelto nuestra realidad cotidiana.
Muy buen post, Marga!
Un abrazo.
Mil Gracias Julie!
Me acaban de recomendar un libro, que básicamente es el mismo cuento de hadas de toda la vida, salvo que aquí la princesa se pone las pilas con el tema del machismo oculto del que hablas. No recordaban el título, pero en cuanto lo consiga les comento, tiene que estar entretenido el concepto.
Te mando un abrazo
Marga