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Archive for the ‘PSICOLOGIA’ Category

Muchos padres piensan que es buena idea introducir a los hijos a las bebidas alcohólicas bajo su supervisión y que esta medida podrá enseñarles a beber con moderación…Pero….

Investigadores de la Universidad de Minesota, recientemente realizaron un estudio cuyos resultados indicaron que esta medida (beber bajo supervisión paterna) lejos de ayudarles a beber con moderación, contribuye a que los adolescentes eventualmente desarrollen  serios problemas relacionados con el abuso de «sustancias».

El equipo encuestó a cerca de 2000 adolescentes, cerca de la mitad en Estados Unidos y el resto en Australia, donde el consumos de bebidas alcoholicas con los padres, antes de la edad «legal» es más común. El 67% de adolescentes australianos en segundo de secundaria ya habían consumido alcohol con sus padres, en comparación con un 35% de adolescentes americanos en el mismo rango de edad.

Un año después, 36% de los adolescentes australianos aseguraron que habían perdido el conocimiento, involucrado en alguna pelea ó de alguna forma tenían problemas para controlar el alcohol; sólo el 21% de los americanos aceptaron tener estos mismos problemas. «El estudio deja claro que de ninguna manera resulta positivo beber con los hijos», comentó la investigadora Barbara McMorris a MSNBC.com

La aprobación paterna (para beber alcohol) resulta en una mayor experimentación por parte de los adolescentes, quienes con frecuencia carecen de juicio necesario para moderar su consumo.

«El cerebro adolescente es mucho más vulnerable», asegura Mary O’Connor, una científica conductual de UCLA. «El beber repetidamente puede provocar deficientes de aprendizaje y memoria a largo plazo».

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Resulta que también los padres pueden padecer Depresión Post-parto, y esto puede impactar negativamente en la forma como tratan a sus infantes. Una nueva encuesta realizada a una muestra de más de 1700 padres de niños de doce meses, encontró que 7% de estos padres padecían depresión severa desde el nacimiento del bebé. Estos padres eran cuatro veces más propensos a golpear a su hij@–y 50% menos capaces de leer libros a su hijo o hija- que aquellos padres sin depresión.

Expertos de Desarrollo de infantil afirman que al año de edad los niños NO asimilan los golpes como castigo, además de que pueden resultar en lesiones accidentales.

Los autores de este estudio resaltan  que aunque más del 80% de los padres asistieron a las revisiones pediátricas de sus hijos, nunca se tomó esta oportunidad por parte de los médicos para realizar una evaluación de depresión post-parto ni para brindar apoyo en estos casos.

«La posibilidad de depresión en padres, no ha estado bajo el radar por mucho tiempo», afirmó Craig F. Garfield, profesor de pediatría en la Universidad Northwestern (Cita de WebMD.com).  Hoy en día en virtud de que el desempleo es un factor de alto riesgo para depresión y «un gran número de hombres ha perdido su empleo, es urgente que los pediatras empiecen a poner más atención a Papá en el consultorio».

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Hay un nuevo libro, que creo le sacará ronchas a algunos padres-madres que conozco: «Los padres que aspiramos ser» (The Parents We Mean to be), es una interesante combinación de teoría y práctica psicológica, lograda por su autor Richard Weissbourd–– psicólogo infantil y familiar quien además imparte clases en Harvard.

El libro básicamente ofrece un claro análisis del rol de los padres como maestros de moral de nuestros hijos, y muestra ejemplos de cómo y cuándo la cercanía «insana» entre padres e hijos resulta ser un agente nocivo para la construcción de una buena base moral en los hijos.

Por ejemplo, según la extensiva investigación de Weissbourd, padres que llevan una relación extremadamente cercana con los hijos, pueden poner en riesgo su desarrollo moral, por ejemplo esos padres-madres que hacen todo por los hijos para facilitarles la vida, incluyendo  detallitos como: recoger tras ellos todo lo que van dejando en el camino, en lugar de enseñarles a limpiar por si mismos, involucrarse en actividades escolares más de lo debido, y darle prioridad a preferencias triviales de los hijos, antes que las propias–explica–pueden resultar en convertir a sus hijos en personas más frágiles e insimismadas.

Los ejemplos que utiliza son divertidos y patéticos a la vez, por ejemplo el de una madre de una nena de cinco años, que en su «noble» esfuerzo por proteger a su hija de cualquier tipo de molestia, se cambiaba la ropa en múltiples ocasiones hasta que obtenía el Visto Bueno de su pequeña fashionista.

Weissbourd opina que el ponerle un valor tan alto a la felicidad de los hijos, muchas veces resulta no solo en hijos con menos solidez moral, sino –irónicamente– en su propia infelicidad.

De ninguna manera la propuesta de Weissbourd con este libro, es que regresemos a aquellos tiempos de paternidad oscurantista, donde a los padres no se les ocurría ni en navidades palabras como Comunicación y Comprensión, pero si es una abierta recomendación a que examinemos cuidadosamente los tipos de proximidades padres-hijos, que de hecho están creando distanciamientos en el corto plazo.

Así que: !Padres-Madres dejen respirar a sus niños!

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Según investigadores de la Universidad de York en Canadá, las mamás primerizas obsesionadas con ser la «madre perfecta», son las candidatas «perfectas» para padecer Depresión Post Parto. Los investigadores canadienses entrevistaron a un centenar de madres primerias, y encontraron un índice mayor de DP entre mujeres con expectativas de ser la madre modelo. Incluso, el nexo entre Depresión Postparto y Perfeccionismo resultó mucho más fuerte en aquellas mujeres que NUNCA admitieron sentir miedo o encontrarse abrumadas, y siempre actuaron con actitud de «todo está muy bien».

Dice el psicologo Gordon Flett, que está inclinación de aparentar que «todo está bien» usualmente quiere decir que «no todo está bien» y que simplemente no se quiere admitir cómo son las cosas.

Y advierte:

«Es importante para las madres y padres primerizos darse cuenta que esto de la maternidad no es algo en lo que tienen experiencia previa, y que no se trata de ser perfecto, sino simplemente de poner lo mejor de uno mismo».

Consejo de la Insumisa:

Si eres madre primeriza y notas que pasan los días y tu estado de ánimo califica más como depresión o cansancio, consulta un médico. La depresión postparto es muy común, pero eso no significa que debes ignorar los síntomas, es un padecimiento afortunadamente superable, pero requiere atención médica y apoyo de la gente que te rodea.

Post previo relacionado con Depresión Postparto:  Te queremos Brooke Shields

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Cuando uno esta embarazado se hace muchas promesas inútiles: Mi hija no va a tener barbies, mi hija no se va a vestir como princesa, mi hijo no va a ver tele, mi hija no va hablar «chiqueado», en mi caso, mi hija no va a hablar spanglish, etc.) y otras no tan inútiles: en los juguetes de mi hijo no va a ver pistolas, mi hija no va a tener una Bratz, jamás voy a meterle complejo de gorda, mis hijos no dirán groserías, etc.), además en todas esas promesas insertamos el adverbio más terminante «NUNCA».

Pues bien, esta semana alcancé un Punto de No Retorno en este asunto de ser madre y las promesas no cumplidas:

Mijita tiene días que no se deja cambiar de ropa y prefiere andar corriendo por toda la casa sin nada encima salvo su pañal (aunque muchas veces también le estorba). Su protesta hacia la ropa incluye señales que parecieran indicar que la ropa le estuviese haciendo daño, y como buena madre consentidora, inexperta e intolerante al dolor de su amada pequeñina, inmediatamente cede a sus demandas, y !fuera ropa!

Les contaba que llegué a un Punto de No Retorno: resulta que esta mañana ya iba con retraso a una cita, y mijita estaba en pleno trance Woodstock, así que nada de ponerle la ropa, y entonces ocurrió lo insólito: convencí a mijita que uno de sus vestidos era un vestido de princesa.

Tendrían que haber visto con sus propios ojos la transformación: la nena de apenas dos años, me arrebató el vestido y casi se lo pone ella sola. Estaba tan contenta, como antes había estado berreando.

Me sentí mal por usar los subterfugios que muchas veces critiqué en otras madres y siempre  prometí que no repetiría. Me sentí terrible porque me di cuenta que mi hija estaba sumida totalmente en ese estado de «posesión» que logran las barbies y las princesas en la psique de las niñas, y al que una vez «poseída» no hay vuelta pa’ atrás.

Me di cuenta que mijita ha visto Blanca Nieves más veces en una semana que yo en toda mi vida, y que precisamente esta semana la nueva palabra agregada a su infante vocabulario es, por supuesto, Blanca Nieves. Y no solo eso, sino que no había puesto la debida atención en el nivel de concentración que se ponía en marcha por parte de Mijita, de principio a fin en cualquier película de “princesas” pero con especial énfasis hacia Blanca Nieves.

Por un buen rato, empecé a obsesionarme con el recuento de los daños: ¿Qué aprenderá mi hija de Blanca Nieves, Cenicienta y La Sirenita? ¿Qué efecto psicológico tendrán todas estas historias de?:

Muerte: Las dos primeras son huérfanas. La Sirenita es huérfana de madre e ignorada por un padre que vive trastornado por el dolor de la pérdida de su amada quien es aplastada por un barco pirata.

Amor: Las dos primeras se enamoran a primera vista y se casan tras un breve noviazgo que va de 5 minutos a 3 horas (Blanca Nieves ve al Príncipe y corre a esconderse al castillo, así que su relación dura los 5 minutos de la canción a dueto, Cenicienta baila con el príncipe toda la noche, que según mis cálculos fue de las 9 a las 12 que expiro el hechizo).

Esquizofrenia: Las tres se comunican con animales.

Pero, luego me dije : “¡a ver!  vamos a separarnos un poco de la histeria materna”, y esto es lo que encontré:

El famoso psicoanalista Carl Jung decía que: ‘Los cuentos de hadas expresan de manera extremadamente sencilla y directa los procesos psíquicos del inconsciente colectivo”. Por ello, su valor es superior al de otros materiales en lo que a su investigación científica se refiere [Marie-Louis von Franz, en Érase una vez….una interpretación psicológica, Ediciones Luciérnaga, 1993]

Bruno Bettelheim, importante psicólogo vienés nacido en 1903, dedicó gran parte de su vida al estudio del autismo, y aunque no viene a colación ahora creo importante mencionar que su postura frente al origen del autismo, es que esta “condición” no tenia una base orgánica, sino que era originada por “madres frías y padres ausentes”.

Bettelheim tiene una obra importantísima que le llevo escribir 5 años de su vida: “Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas”.

Es de su opinión que el cuento infantil o de hadas, le  ayuda al niño a desarrollarse y a alcanzar la etapa de madurez. En sus propias palabras:

“…he podido constatar que, por no haber creído en lo mágico en un cierto periodo de su vida, por no haber tenido bastante sueños, fantasías y por no sentirse relacionado con lo imaginario a una edad en que esto es beneficioso, muchos adolescentes o adultos son incapaces de afrontar los rigores de la vida adulta”.

Bettelheim sostenía que los cuentos de hadas..”presentan a los niños, la realidad tal cual es. El amor mezclado con el odio, la angustia, el sufrimiento, el miedo a ser abandonado, la vejez, la muerte: el mundo que vivimos y que muy a menudo tratamos de ocultar a los niños. ¡ Como  si ellos no estuvieran en él!

En palabras de Eve Leone, autora de El Misterio Feliz..Los cuentos de hadas y la tradición universal (Editorial Estaciones, Buenos Aires 1991): …”Bettelheim se empeña  en identificar al niño con el salvaje por sus mecanismos mentales, considerando que ambos son inmaduros , y que el niño tiene necesidad de magia, por que es “animista”  hasta la pubertad”.

Otro dato curioso de este hombre y otro punto y aparte: en 1983 aparece en la película Zelig de Woody Allen.

Karl Bühler, renombrado integrante  de la llamada escuela  de Wurzugo, que por el año de 1918, al final de la primer guerra mundial, se consagro al estudio de la naciente Psicología Infantil.

Bühler intentaba explicarse los mecanismos de la influencia de los cuentos maravillosos en la edad de la niñez, dedicó toda su atención a los “märchen” de los hermanos Grimm. Estimaba que no podía precisarse qué era lo que penetraba en la mente infantil de esas narraciones, y juzgó que el niño aceptaba muchas cosas que no comprendía, de manera muy vaga. Tuvo que admitir que no podía ser casualidad el hecho  de que se diera tan alto grado de concentración en imágenes internas, como las que los cuentos despertaban, e incluso comprobó, sin comprenderlo, que a través de los cuentos de hadas nacía y se desarrollaba en el niño el gusto por la poesía.

Una cita más de Eve Leone, a propósito de las observaciones de Bühler- “ La sensibilidad que así despuntaba puede sugerirnos que existiendo un corazón físico, un corazón psíquico y un corazón celeste, por así decir, solo al influjo de una chispa desprendida de este corazón celeste , podía alumbrarse  el corazón psíquico, y que esa chispa, que también proveería al discernimiento, la contenían los cuentos de hadas”.

Algunos pensarán que esta literatura, debió ser suficiente para bajar mi nivel de histeria, y aniquilar cualquier vestigio de culpa en mi conciencia.

Si me queda claro que los cuentos de hadas son un facilitador de explicaciones difíciles, que inspiran el nacimiento de un mundo imaginario en la psique del niño, y que esto es bueno para cualquier ser humano mentalmente sano.

Pero ¿no sería mejor introducir a los niños en este mundo mágico, a través de los Libros, y no gracias a la mercadotecnia de Disney?

¿Qué opinan?

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Por Deyanira Torres

“Resulta imperativo escribir frases invulnerables”, dijo Hugo Ball en los tiempos del dada. Ya que yo no soy nadie para desobedecer semejante invitación, aquí está: voy a ser mamá.

Recuento de acontecimientos

Primero: Me gustaría puntualizar, que aunque las mujeres tarden años en admitirlo y en llevarlo a cabo, la seria decisión de ser madre se toma aproximadamente a los 5 años. Otra cosa muy diferente es lo que se pueda pensar alrededor de la maternidad entre los 5 y los 30, pero de verdad, la decisión está tomada mucho tiempo antes.

Segundo: una vez que a uno le entra la onda de “quiero tener un bebe” no hay poder humano que se interponga entre la futura madre y su deseo. Simplemente no se puede pensar en otra cosa y todos los planes se adaptan “sospechosamente” a la idea del embarazo.

Tercero: Nueve meses es mucho tiempo, pasan millones de cosas alrededor del embarazo, cosas inimaginables, cosas que nadie te cuenta que van a suceder y con esto no me refiero solo a los síntomas que acompañan al feliz evento; entre los vomitos y los mareos hay un mar de situaciones que tienen que ver con los otros y que hacen del embarazo una experiencia colectiva. Esto no tendría nada de particular si no fuera por un par de cuestiones, el embarazo supuestamente era un deseo de pareja, y el proceso en cuestión está sucediendo dentro del cuerpo de alguien en particular, en este caso, el mio.

La noticia

Y aquí es donde las cosas se ponen muy divertidas, cuando a uno se le ocurre la brillante idea de compartir con el resto del mundo la noticia. Desde a quién se le va a decir primero y cómo hacerle para no herir suceptivilidades, hasta la esperada reacción de los seres “queridos”. A unos les importa, a otros en lo absoluto, ¡ah! pero eso si, todos, todos opinan. No solo opinan lo que sienten con respecto a tu embarazo, sino lo que piensan sobre el hecho de ser madre o padre y además, sobre cómo debes nombrar, educar, vestir, peinar, etc, a tu embrión de 12 semanas. Es cómo si estuvieran pensando en voz alta de manera inevitable y todo lo que pensaran saliera de su boca como si se tratara de un evento que les estuviera sucediendo a ellos. El despliegue de traumas y egocentrismo es algo que hay que sentarse a ver.

Hace algunos años escribí que el cuerpo femenino les pertenece a todos porque lleva el destino de la humanidad entre sus piernas. Perdón, yo era joven, no sabía lo que decía, de verdad, sigo creyendo con Lacan que la mujer no existe, pero por favor, regrésenme mi cuerpo.

¿Vas a amamantar? ¿te estás cuidando los pezones? ¿va a ser parto normal o cesarea? ¿cuánto has engordado? ¿se te hinchan las piernas? ¿estás comiendo bién? ¿tomas vitaminas? ¿ya te salieron estrías? (y cuando preguntan esto último normalmente va acompañado de un brillo en los ojos y la pregunta siempre la hace un sujeto del sexo femenino). No tomes coca ligth porque le hace daño al bebe, no hagas esto, no hagas lo otro, has aquello, sube, baja, etc,etc,etc. Nunca, nunca antes en mi vida habia sentido tal invasión a mi privacidad como ahora, no puedo describir lo sorpresivo que ha sido.

No contentos con preguntarte todo lo que se les ocurre sobre tu estado fisico, mientras te dejas, algunos hasta se refieren a ti y hacen su investigación en tercera persona. Efectivamente, preguntan ¿cuánto ha subido? ¿está comiendo bien? ¿duerme del lado izquierdo? Cuando te das cuenta que tu salud y tu persona en general no es lo que está en cuestión y que eso no importa en absoluto, es cuando por fin puedes entender que para algunos te conviertes en una especie de encuvadora que carga algo que de algún modo ellos sienten suyo. Abuelos, tios, primos, no importa el título de noblesa, todos se sienten con propiedad sobre algo que está dentro de tu cuerpo, y eso les da semejantes derechos. Claro, no todos se intrometen con la misma intensidad, y algunos simplemente se limitan a expresar su alegría por el acontecimiento, pero hay que estar preparado para tener un número de familiares actuando de manera un tanto extraña.

Personas que nunca antes habían mostrado interes alguno en relacionarse contigo, ahora te mandan mails con nombres de pastel y se vuelven la mar de cariñosos y preocupados por tu salud y estado general.  Estas son las cosas que hacen que quede perfectamente claro que eso que llevas dentro no es solo parte de ti, es un otro con el que los demás se relacionan de manera diferente que contigo. Esta parte es realmente complicada, sobretodo cuando se quieren relacionar físicamente con ese otro, porque resulta que lo que tocan es tu panza, y creanme que muchos no dudan en hacerlo sin decir ni agua va.

Al parecer, en general las personas tienen especial interes en dos cosas: el sexo y el nombre del bebe. Pueden pasar horas y horas hablando de uno o de otro aspecto, como si eso fuera a influir, sobretodo en el primer caso. Y aunque no es sorpresa, solo para corroborar, México sigue siendo un pais machista, y hay personas que evidentemente piensan que es mejor tener hijos hombres porque estos son de alguna manera superiores a las mujeres. Independientemente de estos asuntos, muchas personas se interesan en saber el sexo del bebe para saber que comprarle, y como dato curiosos podría decir que sobretodo los que insisten en saber el sexo para saber que comprar, en su mayoría, quieren que sea niña. Toda una vida va a estar uno marcado con el significando “hombre” o “mujer”, como para sumarle los meses de vida intrauterina. Pero en fin, las teorías no se hacen esperar y es divertido enterarse de estas porque en este caso se podrá verificar el resultado en poco tiempo. Puedo adelantar que independientemente de las fuentes de donde se toman estas teorías, las personas en general lo que expresan son sus deseos al “adivinar” el sexo del futuro bebe.

Las teorías más comunes

La forma de la panza. Si está picuda es niño y si está redonda es niña. Como si lo fálico se extendiera por todo su cuerpo y se proyectara exteriormente. Parecido a esta teoría está la de la cadenita, la cual colocas  a lo alto y en el centro de tu mano y si se mueve de adelante hacia atrás, entonces es niño y si se mueve en círculo es niña. Las representaciones de lo femenino como redondo y lo masculino como linea se pueden encontrar desde el arte prehistorico, miles de años antes de cristo.

Fea o bonita. Si te pones fea, entonces es niño, si estas floreciente y bonita entonces es niña. Claro que la misma teoría luego la aplican a la inversa, pero por lo pronto algunos toman eso en cuenta para determinar el sexo.

Si engordas mucho. Niña con toda seguridad y punto.

Mano que da, mano que pide. Se le pide a la embarzada que muestre sus manos, si las muestra hacia arriba entonces será niña, si las muestra hacia abajo, entonces será niño.

Por lo pronto estas son las teorías que han aplicado a mi bebe y por supuesto eso no quiere decir que exista un acuerdo, tanto los que aseguran que es niña lo hacen con el mismo fervor que los que aseguran que es niño. Pero no deja de ser impresionante que las teorías marquen de una manera tan evidente a los bebes que están por llegar.

Las hormonas existen

Tal vez es algo muy evidente para la mayoría de las personas, pero siendo una convencida creyente de la teoría freudiana, las hormonas hasta antes del embarazo me resultaban una excusa barata utilizada por algunas mujeres para abusar de su condición, o de algunos hombres misóginos para explicar los actos de las féminas de su preferencia, pero tener el olfato tan desarrollado como una perra, olvidar de lo que se estaba hablando cada dos minutos y tirar las cosas que se llevan en las manos; simplemente no me parece normal. Mas allá de las situaciones fantasmáticas e imaginarias que acompañan (of course), el embarazo, definitivamente hay sucesos fisícos, químicos que afectan de una manera muy singular la conducta y debo confesar que me resultó francamente perturbador el hecho de que “a mayor hormonas femeninas mayor distracción, falta de concentración, llanto sin razón o sensiblería y torpeza física”. Es el argumento más terrible que he escuchado para perder una discusión sobre género, pero es verdad, esos síntomas aparecen en algún momento del primer o segundo trimestre del embarazo. Habrá quienes no se den cuenta, ¡benditas ellas!, pero las que logran tener consciencia de su insipiente inteligencia y creciente estupidez y dependencia generalizada realmente pueden tener una revolución cerebral, y con justa razón. Que me crucifiquen las feministas, pero yo solo estoy haciendo un recuento de mi experiencia personal y bueno, no me atravería a hablar de estas cosas tan penosas si no fuera porque las hormonas pueden volver a la normalidad y uno siente el cambio inmediatamente, y por otro lado, toda la literatura que les dan a leer a “las que esperan” apoya mi teoría. De las cosas favorables de este descubrimiento, fue la “sobredosis”  hormonal. Por allí del tercer o cuarto mes, me daban como unas olas de absoluta paz y calma, algo así como una “anestesia” que hacia que todo lo que estuviera alrededor me valiera absolutamente madres y que yo quedara instalada en una especie de nirvana extremandamente placentera.

El padre

Ha sido muy sorprendente la cuestión de la negación del padre como alguien que puede estar allí, que puede hacer algo con respecto a la atención y al cuidado del bebe. Al parecer socialmente aún el lugar del papá se limita al aspecto económico y por supuesto a la cuestión del nombre, de darle su apellido y continuar la dinastía; pero en términos prácticos, muy pocos ven al padre como alguien que existe en la realidad, y con esto me refiero a todas esas preguntas de ¿cómo le vas a hacer con el bebe la primera semana? ¿quién te va a ayudar? ¿y cuándo empieces a trabajar vas a contratar a alguien que lo cuide? Siempre en singular además de la lógica implicación de que el padre simplemente estará ausente o que es una especie de idiota que no sabe, ni puede aprender nada de niños y por lo tanto no podría hacerse cargo. Si el lugar de la madre es confuso y abrumador, el del padre es mil veces más dificil de sobrellevar y entender durante el embarazo. El padre es padre hasta que nace el bebe, y la madre desde que lo lleva en su panza ya empieza a ocupar ese lugar para bien y para mal.

La espera

Planear algo a 9 meses es algo casi inconcebible. Planear algo para el resto de tu vida es simplemente una locura. Sin embargo sucede, y de verdad de las cosas más interesantes de estar embarazada ha sido la paciencia que tienes que poner en práctica “a guevo”, y que va en contra de todo estilo de vida posmoderno o contemporaneo. Lo desechable, lo que usas y tiras, lo temporal, lo que se mueve constantemente, eso es lo que hay, es lo “normal” entonces de pronto encontrarte a ti mismo en una espera que va a cambiar tu vida de una manera tan dramática (según dicen los expertos),  se vuelve una espera altamente reflexiva (bueno ya que sales del rollo de la tontería temporal ocasionada por las hormonas), una espera verdaderamente necesaria. Si la especie humana procrearamos tan rápido como algunos animales de verdad que nos volveriamos locos. Pero nueve meses supongo que son necesarios para asimilar lo que va a suceder a tu alrededor, pero independientemente de esto, la cuestión es que pocas cosas se esperar de esta manera y con tanta paciencia.

¿Por qué tomarse tantas molestias? Por qué aguantar a los familiares, conocidos indeseables, síntomas, todo los demás y lo que viene por delante que al parecer es bastante pesado. Por que eso si, los padres expertos no pierden ocasión para hacerte saber que si el embarazo se te ha hecho un poco pesado, eso no es nada comparado con lo que será tener al bebe en vivo y directo. Hay un franco y descarado placer en advertirles a los padres primerisos que van a sufrir y un montón. Todavía no puedo opinar al respecto, todavía faltan 4 semanas,  pero por lo pronto se que cuando uno consigue algo que desea no puede ser tan malo, y que la sensación de crear y de vida es más fuerte que cualquier síntoma, malestar social  y familia política. Estar embarazada tal vez sea algo que millones de mujeres pueden experimentar cuando se les venga en gana, pero de verdad, es un curso intensivo de un montón de cosas y te situa en un lugar muy diferente como miembro del sexo femenino, es como subir de puesto en la escala brujeril y adquirir poderes instantaneamente, y con poderes no me refiero a ventajas sociales, de verdad que no he gozado para nada de dichas ventajas y quedarán en mi memoria como un mito urbano, pero interiormente hay un conocimiento del mundo que no se puede adquirir de otra manera, una integración con el resto que antes no existía y que a pesar de resultar muy dificil de entender y hasta me atrevería a decir, de aceptar, esta integración es una cuestión muy primitiva, animal, una cuestión de tribu y de especie que no puedo terminar de entender porque se que en parte todavía no la he experimentado en su totalidad. Además, francamente, cuando a uno se le mete entre ceja y ceja un deseo, o lo cumples o lo sublimas, porque de lo contrario no te va a dejar en paz  Hay que seguir deseando y para eso, aunque parezca una locura, hay que hacer ciertas cosas antes, en este caso, ser madre. Finalmente, aunque “voy a ser mamá” sea una frase invulnerable, “estoy embarazada” es una mera posibilidad de ser.

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Mijita ha entrado en esa etapa que, despues de la adolescencia suele ser la más temida por los padres: los «terribles dos«. No quiero cantar victoria y pensar que ya pasé por lo peor, y que verdaderamente no me ha ido tan mal como a otros, pero hasta ahora la situación puede calificarse de «manejable».

Los síntomas, muy típicos (o estereotípicos): Berrinches combinados con desplantes físicos que dejarían notablemente humillado al mejor acróbata chino. Cambios de humor violentos: de la tristeza a la alegría en un solo paso (y no estoy sugiriendo el titulo de ningún libro de autoayuda).  Lanzamiento al vacío de todo tipo de artefactos incluyendo su plato entero de comida, con inesperada fuerza y velocidad. Bueno, lo normal, lo de todos los niños. Sin embargo, no obstante lo agotador y frustrante que suele ser esta etapa ––porque eso de andar como secretario particular de un nene neurótico que tampoco soporta que te le desaparezcas o apartes por mas de 10 segundos y cuidadito de no mantener la distancia reglamentaria en todo momento no mayor a dos metros de su adorable personita––, estoy sumamente intrigada por la velocidad y lo dramático de los cambios que está sufriendo mi querida infanta.

Para empezar, puedo asegurar que en las últimas dos semanas ha descubierto estos nuevos sentimientos: vergüenza y timidez, que parecerán sinónimos o por lo menos uno efecto del otro,  pero en la práctica son dos experiencias muy distintas que también se dan en circunstancias muy impares. Hasta hace dos semanas, la nenita era la típica reina de carnaval que ondeaba su manita para saludar y despedirse de todo mundo, es mas, creo que en su cabecita todo se reducía a una fiesta en su honor las 24 horas del día, estuviésemos donde y con quien estuviésemos. Ahora, cuando un «extraño» y no tan «extraño» se acerca a quererle saludar, la nena hace un gesto que me recuerda mucho a Elmer el personaje de El Conejo de la Suerte (Bugs Bunny) cuando se encontraba con el guiño de alguna dama (quien regularmente era el mismo Bugs, en su faceta trasvesti), a la vez, me sujeta las manos con todas sus fuerzas y con la mirada fija, no deja de repetir la palabra mamá, hasta que ella misma se convence de que se encuentra fuera de la «lupa».

La vergüenza se manifiesta con una leve sonrisa y sonrojamiento, acompañados de un sutil desplazamiento de su cuerpo hacia algún lugar menos expuesto, generalmente incluye abrazarse de las rodillas de su padre o su madre.
El otro elemento que ha captado mi atención en estos últimos días, es que prácticamente de la noche a la mañana ha adquirido la capacidad de repetir a su manera, cada palabra nueva que escucha. La memoria aún no retiene el nuevo vocablo por más de ocho minutos, pero lo inaudito es la aparición de esta nueva capacidad para repetir y pronunciar nuevas palabras, que literalmente no tenía hace un par de días. Dicho sea de paso, que esta nueva capacidad en mi hija, ha representado un nuevo reto personal, como si el ser padre no significara un reto suficiente, !ahora tengo que cuidar mi vocabulario! Difícil situación cuando conduces un coche en ciudades como Los Angeles o el mismo DF.

Hay momentos en que no tenemos «recursos» eficaces para «neutralizar un berrinche, sobre todo cuando este berrinche pone de manifiesto públicamente lo intimidatorio que suele ser esta etapa para algunos padres, también hay momentos en los que resulta evidente que parte de la frustación que originan estos «berrinches» es la incapacidad de nosotros, los padres, de entender el código de comunicación utilizado por el nene que atraviesa por los Terribles Dos. El nene sabe lo que quiere, conoce más cosas a su alrededor, igualmente sabe cómo llamarlas, pero sus padres aún no pueden entenderlo, es como estar gritando atrapado dentro de un florero, viéndolo de esa manera, puedo entender la gran frustración que atraviesa esta flota de dosañeros, que se mueven por el mundo, muy a pesar de nuestro gran handicap comunicacional.

No sé cuanto va a durar esta etapa, algunas personas me dicen que dura una eternidad, otros que pasa pronto, pero lo que si sé, es que las lecciones que recibo a diario de este híbrido de «mini me» neurótico, que no se me aparta un solo instante, y al que muchas veces parece imposible poder contentar con nada, son lecciones mucho más profundas de lo que alcanzamos a percibir en la superficie, porque al final del día, los terribles dos simplemente son el nacimiento de una nueva forma en la que tu hijo se comunicará contigo de aquí en adelante. Captas lo fuerte del asunto? Creo que sí.

Muchas gracias por leerme.

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