Esta semana al recoger a mi hija de la Guardería, me encuentro con una escena más apropiada para un zoologico que para un patio lleno de niños menores de 3 años: las maestras pálidas y con severas muestras de preocupación en los rotros, se revisaban una a la otra la cabeza.
Aunque la situación me pareció cómica en el más negro de los humores, porque honestamente pensé que esa curiosidad por la cabeza del otro, se debía a algún extraño efecto del intenso calor que habíamos tenido en la zona en los tres últimos días, y especialmente este, era un día con un calor in-so-por-ta-ble.
Pero no, no era el calor y tampoco nada para hacerle gracia a las maestras y mucho menos a los padres de los pequeñines: una niña del salón de mi hija tiene piojos. Sí, así como lo oyen, una niña de una escuela privada en los Estados Unidos, con ambos padres ingenieros de alto nivel, tiene piojos, y aparentemente la causante habría sido la madre. (más…)