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Posts Tagged ‘Carlos Marin’

Pocas cosas en la vida suelen fastidiarme en serio, por ejemplo: la impuntualidad, la injusticia, las palabrotas delante de los niños, las corbatas con diseños de dibujos animados, la gente desconsiderada, los nuevos ricos, los políticos mexicanos y Slim….pero a mi amiga Paula, durante alguno de nuestros habituales almuerzos, le fastidiaba no saber, ¿Qué pasa con el Hotmail cuando te mueres?

La pregunta llegó en seco, sin avisar, y sin ninguna relación con el tema de la conversación que llevábamos hasta el momento, que por tratarse de un jueves, seguramente sería:  “no puedo creer lo nefasto de ese Carlos Marin de Tercer Grado, y ¿por qué Víctor Trujillo no va de Brozo? Como que es más inteligente el payaso ¿no?”). Todos los jueves discutíamos sobre lo bueno y lo malo de Tercer Grado, cuando pensábamos (favor de notar el uso del tiempo pasado) que Loret además de guapo era el mejor periodista del mundo (ay quinceañeras!), y que Denise Merker no tenía par, era nuestra ídolo (sigue sin tener par).

Mi primera reacción fue sorpresa, hasta que mi lento proceso para asimilar, —–¡tal cuestionamiento!—-me permitió lanzar unas fuertes carcajadas. Paula también estalló en carcajadas, pero más por contagio que por convicción, pues para ella, esta pregunta tenía respuesta, “uno no pone su personalidad en la línea de fuego así nomás”.

Bromeamos un buen rato sobre distintas teorías y soluciones para proteger el capital cibernético, siempre la siguiente aún más ridícula que la anterior.  Una de nuestras teorías era que Hotmail contaba con un dispositivo de autodestrucción que se activaba, entre otras formas, cuando el usuario abandonaba su cuenta de correo electrónico por 24 meses continuos. Otra, que en el contrato de aceptación de términos (que nadie leemos completo), se señalaba que en caso de muerte, el occiso tenia 10 días hábiles para notificar a Hotmail, un nuevo domicilio para remitirle su correo. En fin, pavada tras pavada, se acabó el café y regresamos al trabajo, para nunca más hablar de esto.

Un año después, yo ya me había mudado a mi nueva ciudad, y lejos todos y de todo y sobre todo de mis almuerzos con Paula, revisando la ultima edición de la revista THE WEEK, me encuentro con un peculiar aviso. Primero lo leí con la sensación de haber visto antes lo que acababa de leer. Lo leí de nuevo, ahora con la sospecha que seguramente mi inglés no era tan bueno como yo pensaba, para que en mi traducción del anuncio, este hablará precisamente de esto. Pues bien, el anuncio simplemente ofrecía servicios de depósito del patrimonio digital. La empresa fungía como “guardián” de toda la propiedad digital generada durante la vida del individuo, llámese: correos electrónicos, cuentas en servicios digitales, blogs, sitios de Internet, dominios adquiridos, etc. etc. etc. Y a la hora en la que el individuo pasaba a mejor vida, donde las macs y los iphones felizmente no son requeridos, esta empresa se encargaba de traspasar toda esta propiedad “etérea” a los herederos del individuo en cuestión.

Claro que a la velocidad de la luz le envié por fax el recorte de la revista.  No dábamos crédito que alguien hubiera desarrollado y ejecutado como negocio, la “preocupación” de Paula que en su momento tanta gracia nos (me) causó, por lo ridículo que sonaba.

Ridículo o no, alguien ya esta lucrando con esto y mi pregunta es cuanto falta para que este servicio se vuelva una necesidad. Me horroriza pensar que lejos de ir caminando hacia el Internet como un Derecho, igual que el derecho a la información y a la educación, tengamos que preocuparnos por pagar cuotas altísimas de consumo (gracias @Slim), riesgo a nuevos impuestos (gracias @diputados y senadores), y ahora hasta tener que pensar en “asegurar” cualquier cosa que divague por Internet, generada por nosotros.

Paula tiene muchas ideas, algunas realmente brillantes, pero siempre terminamos viéndole el lado chusco a todo. Ese intercambio de ideas es lo que mas extraño de mis almuerzos con Paula.

Mientras escribo esta columna, pienso que quizás de ahora en adelante deba poner mas atención en todas esas cosas que  considero necesarias y tratar de identificar cuales de ellas en verdad son imprescindibles , y cuales son un mero sombrero de plumas.

Gracias por leerme.

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