Aún no conozco padres que no se hayan desvelado con sus hijos (bueno si, ¡pero como si no los conociera!). Cuando mi hermana y mi cuñado nos dieron la noticia de que serían padres, la abuelita sabiamente les aconsejó: “Duerman todo lo que puedan, porque cuando nazca su hijo no volverán a dormir como ahora”.
Para no variar, como buena escéptica, pensé que tal consejo era mas bien una consigna de esas que suelen arrojarnos las madres, para mover nuestra admiración como hijos (o nuestra culpa) hacia la abnegada labor de habernos dado la vida (a propósito: ‘gracias por el detallazo Ma’).
¡Qué equivocada estaba!
Uno piensa que se ha graduado de la noble carrera del no dormir, porque la hija ya come a sus horas, durante el día duerme sus siestas con puntualidad británica, y por la noche se va a la cama religiosamente a las 9:00 en punto. Pamplinas!! Un buen día te levantas e ingenua crees que es como cualquier otro, y ¡zas!: no quiere comer nada, llora por todo, lo revisas desde todos los ángulos y no tiene ni un rasguño, ni fiebre, y ya tu rorro esta mas dientón que Topo Giggio, así que por los dientes no es.
Y como en la canción de Joaquín Sabina, “se dieron las 9, las 10, las 11 y las 12 también”…y el muñequito que llora, todavía quiere fiesta. Y la mama o el papa, o ambos, ya intentaron todo truco y consejo en existencia: que apaga la luz, que dale un baño, que bájale a la musiquita, que súbelo al carro y paséalo por todo el barrio, que dale un masajito, etc., etc., etc.).
En la misma situación hemos estado varias veces, pero esta ocasión tenemos una semana de épico desvelo. Hemos hecho de todo para que la nena se duerma a buena hora, y tras librar la mas enconada de las batallas, creyéndola finalmente ganada, la hijita decide que es hora de bajar todos los libros de su librero uno a uno, o de andar en su carrito, o pasear a su muñeca, que mas da, no importa la actividad, lo importante es poner a los padres en plan zombie.
Bueno, ha llegado a tal grado mi desespero que hasta torneos de golf he grabado para ponerlos la hora de dormir, con la cándida ilusión de que si funciona para mi, seguro la pondrán en estado circadiano en un dos por tres. Pero ¡nada! Ni un pestañeo, creo que de tanto Golf ya hasta le gusta Tiger Woods.
Esta situación parece ser para Houdini, Taurus Do Brasil, o ya de perdis Beto el Boticario, porque estoy pensando que a estas alturas solo un mago la manda a dormir.
En estas interminables noches de desvelo, he aprendido algunas cosas que me ayudan a evitar al máximo que me drene el insomnio y poder continuar al día siguiente. He aqui mis Reglas del Desvelo:
- Acéptalo, es parte del paquete.
- Mientras mas te esfuerces por que se den las condiciones para que duermas, menos lo vas a lograr. Es un “loop maldito”.
- Por lo que mas quieras, no cometas el error de aprovechar estos lapsos de insomnio para recordar lo chida que era tu vida antes de “esto”.
- Mucho menos, ponerte a pensar en todas esas cosas que podrías estar haciendo, porque…no las vas a hacer.
- Esto no es para siempre, considera “dormir” tu nueva meta a largo plazo.
- Y SI DE PLANO NADA SIRVE PARA CONSOLARTE, CUENTA LAS HORAS QUE HAS DORMIDO EN TU VIDA, CALCÚLALOS EN DÍAS Y LUEGO CONVIÉRTELOS A AÑOS. Veras que ya dormiste un montón.
Cuando después de esta odisea, finalmente se duerme y podemos descansar, no puedo irme a la cama sin antes dedicar unos minutos a observar a mi hija mientras duerme. Ayer cuando vi el reloj por ultima vez, eran las 2:00 a.m. y en mi cabeza resonaban las voces de Beasty Boys cantando: “You Gotta Fight….. for your right….. to paaaaartyyy…”.
Gracias por leerme. Hasta el proximo Jueves!
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