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Archive for the ‘POLITICA’ Category

Tenía toda la intención de que mi post del día de hoy, tratara del tema de las complejidades de una madre hacia el primer día de escuela de su hijita de dos años. Pero ayer llegó a mis manos, bueno más bien a mi Twitter, este video que quiero compartir con ustedes, no sin antes advertirles a aquellos que no tengan la menor intención de enterarse de problemas de índole social o humanitario, o presenciar escenas profundamente tristes de la realidad que se vive en muchas partes del mundo, pero en este caso especifico en San Juan de Copala, Oaxaca, no vea este video.

Además de ser una joya del periodismo independiente, este video realizado con mucha valentía por periodistas de la revista contralínea, nos brinda una idea desde dentro, de lo que es vivir en San Juan de Copala, que a continuación y en resumén cito en letra de @contralínea, esta breve explicación:

San Juan Copala, Oaxaca. Desde el 28 de noviembre de 2009, el centro político y ceremonial de la cultura triqui se encuentra en estado de sitio, sometido permanentemente a los disparos indiscriminados de los grupos paramilitares de la Unión para el Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), de filiación priista, que encabeza Rufino Juárez, el alumno del actual secretario de Gobierno de Oaxaca, Evencio Nicolás Martínez. Desde entonces, 500 personas han sido desplazadas. Otras 30 han sido asesinadas y un número indeterminado, heridas. Todas han sido emboscadas.

Los paramilitares atacan noche y día, no permiten la salida ni la entrada a la población de personas, alimentos ni medicinas. Cortaron los cables de la luz eléctrica, las líneas del teléfono y rompieron los ductos del agua potable. No hay ley ni autoridad que valga más que las armas de la Ubisort y, aseguran los pobladores de San Juan Copala, las del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT). El pecado de estos indígenas refugiados en sus casas: echar fuera a todos los partidos políticos e instaurar un municipio autónomo basado en su cultura y tradición.

Aqui el enlace para que vean el video (nuevamente se recomienda discreción):

http://contralinea.info/video/2010/copala/

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“La Bandera de la Vida , cuando ondea en el aire, conmueve a todas las almas”. Umberto Eco [En qué Creen los que no Creen, 1997].

Como madre es muy difícil imaginarse bajo qué circunstancias uno como mujer podría tomar una decisión tan fuerte como abortar. Tampoco puedo imaginarme mi vida privada del amor incondicional de mi hija.

Pero al darme cuenta que más de la mitad de los Estados que componen mi país, penalizan el aborto y por lo menos uno de ellos lo considera asunto penal, desde el momento mismo de la concepción, me preocupa y también me ocupa, porque como mujer no puedo aceptar, ni siquiera tolerar que existan leyes de aplicación exclusiva a cierto grupo, o peor aún que estas leyes finalmente sean una cuestión de género.

Se supone que en una democracia, las leyes son de “Aplicación General”, y una ley anti-aborto per-se afecta directamente a las mujeres, en virtud de que somos precisamente “nosotras” las felizmente beneficiadas con un útero.  Y esta diferencia biológica, se ha aprovechado para hacernos vulnerables y muchas veces víctimas del bastión favorito de la misoginia: el Derecho a la Vida.

Cuando pienso en este tipo de leyes que utilizan “Valores Supremos” como banderas para ganarse simpatizantes, y por otro lado generar el más amplio aniquilamiento de libertades y derechos de un grupo específico, automáticamente empiezan a surgir en mi cabeza referentes como: Alemania durante la Segunda Guerra Mundial contra los Judíos,  El Apartheid contra los Sudafricanos NO Blancos, hoy día en algunos países sobre todo musulmanes, donde entre otros derechos negados a la mujeres se encuentra el derecho de elección [¿suena familiar?].

En una belleza de ejercicio de intercambio epistolar realizado de marzo de 1995 a enero de 1996, entre dos de las mentes más brillantes que ha conocido nuestro planeta en los últimos tiempos: Umberto Eco y el entonces Cardenal de Milán, Carlo María Martini (Jesuita por cierto), se establece un debate sobre distintos temas “críticos” tradicionalmente antagónicos entre el mundo laico y el mundo religioso, uno de ellos,  el Aborto.

Umberto Eco abre el debate con una muy apropiada aclaración:

“…..a mi no se me ha sucedido jamás aconsejarle el aborto o aceptar su voluntad de abortar a una mujer que se declara embarazada a causa de mi colaboración. Si me hubiera sucedido alguna vez, habría hecho todo por persuadirla para dar vida a esa criatura, sin importar el precio que JUNTOS hubiéramos tenido que pagar. Y es así que considero que el nacimiento de un niño es una cosa maravillosa, un milagro natural que se debe aceptar. Y sin embargo, NO me sentiría capaz de imponer mi posición ética (esta disposición pasional mía, esta persuasión intelectual mía a cualquiera).

Y más adelante agrega un fragmento que personalmente considero podría establecer un balance en cualquier debate, por aguerrido que este fuera:

“Me parece que existen momentos terribles, de los que todos nosotros sabemos poquísimo (por lo que me abstengo de hacer ninguna tipología o casuística), en los que una mujer tiene derecho a tomar una decisión autónoma que concierne a su cuerpo, sus sentimientos y su futuro.

El Estado penaliza el acto de “Interrumpir una vida” pero ¿qué hace el Estado para garantizar que la madre reciba el debido apoyo cuando por cualquier razón, no se encuentra en posibilidades ya sea físicas, económicas, psicológicas o incluso emocionales de educar a este futuro ser humano? ¿Como se asegura el estado de que este nuevo ser, tenga el mismo amor y oportunidades que otros nacidos en circunstancias “ideales”? ¿De qué manera va a garantizar el Estado que esa mujer a quien le “prohíbe” realizar un acto que ella misma considera para su propio beneficio, reciba la debida atención medica para su cuidado prenatal, y posteriormente durante el parto y postparto?

Por otro lado, el Estado penaliza el aborto con una mano, y con la otra (la que esconde), permite que las empresas exijan pruebas de embarazo y con esa misma prueba, de resultar positiva, se le cierran las puertas de ese empleo que pudiese permitirles subsistir a ella y su bebe, negándoseles asimismo la atención medica tan necesaria en estos casos.

¿Porqué no crear o aplicar leyes que castiguen a las empresas que solicitan el examen de embarazo a las mujeres? ¿Porqué no crear o aplicar leyes que obliguen al IMSS prestar atención medica a mujeres embarazadas desempleadas, sin trámites engorrosos, y largas esperas?

Si en verdad es nuestro propósito ser un país con “altos valores morales”, como presumimos cada vez que queremos aprobar una ley que afecta a una “minoría”, no sería más moral cerrar “Taibols”, prostíbulos disfrazados de masajes, casinos disfrazados de juegos de números para que quepan en la legislación actual, aplicar leyes severas a pederastas  y/o cómplices de pederastas, en lugar de permitirles seguir gobernando un Estado.

Dice Carlo María Martini, en respuesta a Umberto Eco:…(dentro de)….”esos puntos de los que nacen incomprensiones profundas que se traducen en conflictos en el plano político y social, el tema de la Vida, es ciertamente uno de estos puntos críticos de conflicto, en particular en lo que respecta a la legislación sobre la interrupción del embarazo. Los conflictos son siempre terrenos infieles.

Resulta absurdo penalizar algo sobre la base de un concepto que no es Universal y/o que no es claro para todos ( a veces pienso seriamente que ni para quien redactó la ley). El concepto de Vida, así como la definición de en qué etapa del desarrollo de un embrión se debe aplicar este concepto de vida es un grave problema no únicamente legal o civil, sino sobre todo moral y religioso. La siguiente explicación de Carlo María Martini, denota un pensamiento religioso progresista que antepone lo humano a cualquier otro elemento que pudiera considerarse antes de prohibir o permitir un acto determinado:

“No quisiera recurrir aquí  a un llamado genérico sobre el “derecho a la vida” que puede resultar frío e impersonal. Se trata de una responsabilidad concreta hacia quien es el resultado de un amor grande y personal y, por lo tanto, de responsabilidad hacia “alguien”. En cuanto que es llamado y amado, este alguien  tiene ya rostro, es objeto de cuidado y afecto,  Toda la violación de esta exigencia de afecto y de cuidado , no puede ser vivida más que como conflicto, en un sufrimiento profundo y en una laceración dolorosa. Lo que decimos es que es necesario hacer todo para que este conflicto no ocurra, para que esta laceración no se produzca. Son heridas que cicatrizan difícilmente, quizá nunca. Quien lleva las huellas es sobre todo la mujer, la primera a quien se le confió, con confianza, lo más débil y lo más noble que existe en este mundo”.

Y mas adelante, el Cardenal agrega esta importante noción:

“Si aquí se encuentra el problema ético y humano, el consecuente problema civil será: ¿cómo ayudar a las personas y a las sociedad entera  a evitar lo mas posible estas laceraciones? ¿cómo apoyar a quien se encuentra en un aparente o real conflicto de deberes, para que no sea aplastado?”

Nota del Autor: Es una verdadera pena que nuestros políticos no lean, porque en verdad dar lectura a un debate con este nivel de intelecto y cordialidad, me pone al punto de las lágrimas cuando comparo con lo que veo en el Canal del Congreso.

Yo quiero preguntarles a estos legisladores que propusieron y después aprobaron las leyes antiaborto vigentes en nuestro país ¿De qué sirve defender la “vida” de un embrión, cuando no pueden defender a un país de la pobreza y el rezago social? ¿A poco se creen eso de que “el niño trae la torta bajo el brazo”? Si, nomás hay que darse una vueltecita por las calles de sus distritos electorales, ya que hayan dado de cenar y acostado a sus hijos, a buena hora para que al día siguiente vayan a la escuela. A esa misma hora en la que “sus” hijos duermen, otros cientos de miles de niños en este país, están en la calle, luchando por la “torta prometida” a lado de sus madres, y por cierto muy pocas veces se le ve al padre.

Señores, pregunto: ¿Dónde esta la igualdad de derechos y obligaciones? ¿En qué momento perdimos nuestra humanidad?

Insisto que personalmente no veo una circunstancia en mi que hubiera podido obligarme a tomar la decisión de interrumpir un embarazo, por mi educación, mi cultura y mis medios; pero puedo ver la necesidad, muchas veces imperiosa en otras personas, en otras mujeres, de contar con una salida, con una oportunidad, con una sola puerta que pudieran cerrar y dejar atrás un error, un pasado de abusos, o cualquier circunstancia que les impida encontrar la libertad de vivir mejor.

Los invito Señoras y Señores legisladores, a empezar a ver “al otro” que vive en condiciones muy distintas a las suyas, y a quien sus acciones como representantes de nuestro voto, repercuten de maneras insospechadas y a veces hasta canallas.

Cierro citando textualmente a la Dra. Esther Cohen, quien realizó la maravillosa traducción de estas cartas intercambiadas entre Umberto Eco y Carlo Maria Martini, y autora del texto erudito que compone el prólogo de dicha obra(*):

“Es el malestar de este siglo (XX) que no ha sabido aceptar al otro como la diferencia de cultura, de credo, de opción de vida, el que habla a través de sus filósofos, sus escritores y sus científicos; es este malestar el que nos conduce nuevamente a poner en el centro de la reflexión crítica la responsable necesidad de ser responsable”.

(*) ¿En que creen los que no creen?, Umberto Eco y Carlo Maria Martini. Editorial Taurus, 1997.

Definir qué es  y dónde comienza la vida, es una pregunta que nos llevaría nuestra vida entera. Hacerme estas preguntas , créame,  es un duro peso moral, intelectual y emotivo , también para mi. (U. Eco a Carlo María Martini en: “En qué creen los que no creen”)

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Sr. Presidente:

Primeramente debo aclarar que reconozco el valor que ha tenido para enfrentar algunos de los más graves problemas del país y que su tarea es “titánica”, esencialmente porque en mi generación no creo que ha habido un Presidente mas solo en su oficio que usted.

Afirmo lo anterior, porque estoy convencida que no existe en nuestro país, dentro de ningún partido político, sindicato, organización, gobierno federal, estatal, municipal, ni en su propio gabinete, un solo individuo que anteponga a sus intereses personales los nuestros, los de los mexicanos.

Baso mis juicios en hechos tangibles por un lado y utilizando al máximo el sentido común que me han heredado mis padres, pues por mas que trato de encontrar una explicación lógica, no consigo que para mi tenga ningún sentido lo que le está  ocurriendo “a” nuestro país. Porque, usted estará de acuerdo en que debe haber algo profundamente mal en México, cuando:

Con más de la mitad de la población sumida en la extrema pobreza, diputados, senadores y todo cuanto se acerca a lo que debería ser el noble oficio de gobernar, no sean capaces de “sacrificar” al menos un porcentaje de los ya de por si elevados salarios que logran arrancarle al erario público. ¿Por qué no se les ha ocurrido crear un fideicomiso con esa “platónica” deducción a su salario, para proporcionar alimentos y medicinas a los más necesitados, en lugar de estar pensando en gravar con un impuesto, lo que ya esta fuera del alcance de muchos?

¿Cómo puede ser que un país como el nuestro, con los graves problemas económicos que la mayoría de los pobladores debemos enfrentar día a día, existan riquezas obscenas que se presumen  en los primero lugares de las riquezas mundiales, gracias a la falta de regulación y aplicación de leyes que defiendan el bien común, contra malas practicas empresariales, tarifas exorbitantes en servicios, contratos leoninos y servicios de pesima calidad?

¿Cómo es que con la situación de violencia que azota a nuestro país, los gobernantes no tomen en cuenta la desolación y el terror en la que viven muchas ciudades, sobre todas las fronterizas, y  continúen sin realizar su mayor esfuerzo para proteger a los ciudadanos, dejando al mando de las fuerzas policiales a individuos ineficientes e insensibles? Porque aquí no se trata de resolver un caso afirmando que “las víctimas tenían algún tipo de relación con los narcos”, y ya con esto misión cumplida. En verdad ¿les pasara por la cabeza el impacto social y psicológico tan brutal que esta racha de violencia está teniendo sobre todo en nuestros niños y jóvenes?

¿Alguien se ha puesto a pensar que hay ciudades en México, donde por más que intentemos proteger a nuestros hijos y no exponerlos a la violencia que se repite en los medios de comunicación, tenemos que explicarles que el ruido que acaban de escuchar proviene de un arma de alto poder?  O, ¿por qué los han tenido que sacar de su kinder a toda prisa en brazos de policías y elementos del ejército, en medio un tiroteo?

Algún diputado despistado por ahí, habrá hecho un cálculo, no definitivo, digamos a “ojo de buen cubero” de:  ¿Cuánto nos cuesta a los ciudadanos, la ineficiencia y corrupción generalizada en el “servicio público”, siempre apostando a nuestra incapacidad como pueblo para exigir más de nuestros gobiernos, de los servicios que pagamos y de la información (calidad de) que recibimos?

¿Cuántos recursos se podrían obtener para protección de los ciudadanos y combate a la delincuencia, si nuestros gobernantes se solidarizaran con su pueblo y redujeran el número y costo de escoltas y seguridad personal para ellos y sus familias? ¿Cuánto se gasta en este  rubro a diario?

Si se dejara de financiar a partidos políticos “de cartulina” que funcionan como negocios familiares, o cajas chicas de funcionarios ¿cuánto nos ahorraríamos los mexicanos sin este derroche?

Y a “los otros” partidos, ¿no se les podría reducir sus presupuestos, o cobrarles un impuesto tan costoso, que no les convenga operar a menos que exista una verdadera convicción de trabajar por México?

Alguna vez mi padre me dio un ejemplo de lo que él consideraba como uno de los actos mas desinteresados en Pro del desarrollo de un país, y este se encuentra en la historia post-franquista de España. A principios de los ochentas, unos años después de la muerte del caudillo, los partidos políticos de todas direcciones salen de la oscuridad, con claras ganas de imponer su proyecto político pospuesto durante tantos años de dictadura. Aquí esta la democracia, construyéndose, pero como toda buena construcción se requerían buenos cimientos, es decir un Acuerdo Nacional. Entonces, después de mucha discusión, mucha negociación y nada de acuerdo, el Presidente en turno sentó a los líderes de todas las fuerzas políticas actoras en este pedazo de historia, y sencillamente les dijo: “Señores, reconozco que cada uno de ustedes (usó el ‘vosotros’ pero para mi padre era demasiado meterlo a la narración), tiene su propio ideal de país y de camino para construirlo, sin embargo para sacar a España de esta gran crisis, tenemos que unirnos y acordar que el camino sencillamente es hacia allá”, dijo el mandatario señalando con su mano firme hacia adelante. Y fue así como todas las fuerzas políticas se unieron en un solo compromiso: sacar adelante a España.

La intención de esta anécdota no es compararnos con España, y menos cuando vamos por el Bicentenario de la Independencia, pero ¿no cree Sr. Presidente, que sería grandioso que algo así le pasara a México? que todos los políticos se olvidaran de egos e intereses personales y que por un breve instante pensaran en nuestro país, y que en ese breve instante todos acordaran que hay que jalar parejo, aliarse, olvidarse de acciones electoreras, de tranzas y corruptelas, de presupuesto para sus campanas, de licitaciones garantizadas para los suyos, y hacer lo profundamente humano y responsable: sacar este país adelante.

No tengo más recurso que la pluma y por eso le escribo Sr. Presidente, porque estará de acuerdo que “México es un pueblo al que rezar ya no le es suficiente para defenderse de su propio país”.

Con Atentos Saludos

Marga Britto

Acerca de mi:

Soy una madre, ciudadana común, que trabajó ardua y dignamente durante más de la mitad de su vida. Siempre pagué mis impuestos, jamás tuve problemas con la justicia, ni ofrecí ningún tipo de soborno o “mordida” para salir de algún apuro, ni pedí  favores para expeditar trámites. También puedo decirle que No vote por usted ni su partido, ni favorezco a ningún otro partido político, por lo que he mencionado en párrafos anteriores, sin embargo reconozco que actualmente usted es nuestro Presidente y que todos debemos trabajar por proteger la Institución y ustedes como gobernantes por representarnos dignamente.

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