VERONICA MARMOLEJO
Corría el año de 1994 y me encontraba estudiando en Italia (qué…muy pudiente para estudiar en el extranjero, n’hombre me dieron una beca y lo demás me lo costeé yo con muchos trabajos). Fue entonces cuando escuché hablar por primera vez del correo electrónico. Allá hice una muy buena amiga croata, Tattiana. A mi regreso a México y tras varias cartas, me propuso escribirnos por ese nuevo medio, para hacer la comunicación más ágil. Yo le di la cuenta de correo del periódico donde trabajaba, y un día recibí mi primer e-mail ¡increíble! En tan sólo unos minutos había llegado desde Italia. Ese mensaje lo guardé por muchos años y luego, lamentablemente lo perdí.
Ya en 1997, una vez casada, contratamos en casa la conexión a Internet ¡lentísima!, pero sorprendente. Ya existía Yahoo, y muchos sitios Web que en su mayoría estaban en inglés, por supuesto.
En mi ciudad, yo trabajaba como diseñadora gráfica y editorial, y cuando a algunos les decía que aprendería a hacer sitios Web, me veían extrañados; muchos creían que Internet no prosperaría, pero yo, aunque de pueblo chico, ya había entendido que eso sería la neta en el futuro.
Aún hoy en día hay mujeres de mi edad o más jóvenes que admiten que no saben usar la computadora, que son sus maridos son los que ayudan a los hijos a hacer la tarea cuando se trata de usarla, o que incluso le tienen que pedir a sus hijos que revisen el correo electrónico por ellas. Pero también conozco otras, que hace poco se han atrevido a usarlo por primera vez, y que ya se han convertido en todas unas expertas, ya hasta me envían videos, links y fotos ¡bravo por todas ellas! que han dado el primer paso.
Así pues, la tecnología e Internet, es lo que a mi parecer, vino a hacernos la justicia (a las mujeres), que ningún otro acontecimiento en la historia moderna había logrado. Hoy, gracias a Internet y la tecnología, estoy en contacto con amigos y familiares que están fuera de la ciudad, hago compras, me mantengo informada, me divierto y hasta trabajo; y todo eso desde mi casa. Así puedo estar al pendiente de mi madre y mi hija, las dos personas que más quiero; y también tengo tiempo para mi.
Mi trabajo es mantener y actualizar mi sitio Web: www.guanajuatocapital.com , así como otros 3 sitios Web más, que no son míos; mi blog es un gusto personal, pero también me deja algunos ingresos económicos.
KARINA VELAZQUEZ
Como parte de una reflexión iniciada por la Dra. Alicia Ocampo Jiménez, nos pidió a varias mujeres que aportáramos algo de nuestras experiencias como usuarias de la tecnología, específicamente de las redes sociales.
Mi relación con las redes sociales ha cambiado desde que entré a Twitter. Al principio no me interesaban mucho, a decir verdad. Había intentado Hi5 porque me invitaron, Facebook igual, pero no le veía mucho sentido. Sin embargo, al entrar a Twitter y ver el potencial de intercambio de ideas, pláticas, información, noticias, empecé a sacar provecho de esta red social y posteriormente encontré cómo también sacar cierto beneficio de Facebook, complementándolo con otras herramientas y redes como YouTube, Flickr, FriendFeed, RSS, etc. Definitivamente activó mi participación en línea ver que podía aportar y absorber tantas cosas a través de redes sociales.
Claro, tuve que aprender a tener cierto equilibrio entre mi uso de esta herramienta y mi vida familiar, laboral, con amistades. Al principio sí las usaba mucho, pero además de que mi marido es bastante geek, al igual que yo, aunque no usa tanto las redes sociales como yo, aprendí junto con él a darle equilibrio. Cuando hay que hacer cosas offline simplemente desconecto y ya.
Además usamos mucho Internet como herramienta y entretenimiento familiar (mi hija usa los juegos o investigamos sus tareas, él estudia y trabaja a través de Internet, yo trabajo y también convivo y me entretengo aquí) entonces es parte de nuestra vida. El impacto no es tanto porque sabemos manejarlo.
Sin duda ha habido cierto beneficio en tener más contacto con las redes sociales. He obtenido mayor habilidad para investigar y darle uso a la información (en mi trabajo ejerzo estas habilidades, de hecho) aunque no sé si podría venderse como una competencia ante un empleador convencional, no enfocado a la tecnología. También he mejorado en cierta medida mi inglés (por leer/conversar en este idioma). Igualmente, las habilidades de mi carrera (comunicación, con experiencia en periodismo) las puedo ejercer hasta cierto grado gracias a estas tecnologías.
Igualmente, a nivel personal me ayuda a mantener con mis relaciones de amistad y a establecer otras. No puedo salir mucho y mis amigos siempre están ocupados o viven lejos, así que en Internet mantengo el contacto. Y he hecho amistades en redes sociales, así que sí ha enriquecido mis relaciones interpersonales.
Por otra parte, quienes usamos redes sociales estamos más al día, más activas, menos propensas a caer en actividades que más bien te atrofian un poco las habilidades o incluso te bajan el ánimo. Al menos mis amigas tecnológicas tienen estas características. Las que no viven en un rol un poco más limitado, su visión de lo que podemos hacer las mujeres, de cuánto podemos aportar es menor, quizá porque no saben que hoy en día hay más formas de hacernos oír y de dar nuestro punto de vista.
Creo que la tecnología sí puede ser, en este sentido, un instrumento de empoderamiento de las mujeres. En principio, nos pone al filo de la información, donde podemos aportar tanto como los hombres, la cuestión es que decidamos hacerlo. A veces veo que, en una determinada conversación, somos menos las mujeres que opinamos, discutimos, aportamos y debatimos que los hombres. Se me hace una lástima, muchas tienen un punto de vista interesante por el hecho de ver las cosas desde otro género, pero no sé si es timidez, falta de tiempo, que no creen que dirán algo interesante, pero faltan más mujeres en esas conversaciones.
LEAN MAS DE KARINA EN SU BLOG «DETRAS DE MI CRISTAL»
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