Cada año se hace la colecta de la Cruz Roja en México, y cada año las calles de todas las ciudades se llenan de voluntarios, jóvenes en su mayoría, portando la camiseta blanca y roja, con la inconfundible insignia de la Cruz Roja. Termina la colecta y te olvidas de las camisetas y los jovencitos que las llevan puestas, y hasta la pegatina que pusieron en la ventana de tu carro, como prueba de que “Ya donaste”, se la ha llevado algún limpiavidrios con su trapo, en algún semáforo, de alguna transitada avenida.
Los 15 minutos de fama de la Cruz Roja en la vida de una ciudadano común y corriente han finalizado oficialmente, por lo menos hasta que se requieran sus servicios.
En los Estados Unidos no es tan evidente la operación diaria de la Cruz Roja, pero en México, dudo mucho que exista alguna persona que no haya visto una ambulancia o algún voluntario, haciendo lo que en otros países es función de los sistemas de salud: atender emergencias, accidentes, prestar sus servicios al que No tiene y mas importante aun, salvar vidas.
Si, no faltan las quejas de que el servicio no es de primera, pero ¡vamos!, es gratis, y operan con donaciones, y no con un millonario presupuesto federal, ni estatal, ni mucho menos municipal.
Sin duda en México, la Cruz Roja tiene un significado distinto a su labor internacional, y en momentos como los que esta viviendo hoy día Haití, o en 1995 la ciudad de México, o en el 2004 Indonesia con el Tsunami, y para los que la gente de a pie, no esta preparada, el trabajo humanitario tiene un valor que no puede medirse en ningún termino. Creo que coincidirán conmigo cuando afirmo que no hay nada comparable a la desesperación de un padre o una madre por encontrar o salvar a su hijo, y las imágenes que estamos viendo hoy de Haití, pintan una situación dantesca, incomprensible al 100% para quien no esta ahí soportando la agonía del reloj.
Dice CNN que gente atrapada entre los escombros puede sobrevivir sin alimento y agua entre 4 y 5 días, y cuando escucho esto, parece que al día ya le quitaron horas automáticamente, así que no puedo ni empezar a imaginarme por lo que están pasando los que están a salvo y esperan noticias de sus seres queridos que aun no son rescatados,. Y estos últimos, sabrá Deux bajo que circunstancias se encontraran en estos momentos.
Ayer camino a casa, escuche una transmisión en vivo desde Haití, y el corresponsal de “National Public Radio”, narraba con dificultad lo que ocurría en ese momento a su alrededor, y la dificultad se originaba por lo duro de las imágenes, que aun para una persona acostumbrada a ver la desgracia ajena a diario, esto era demasiado para tomar con “objetividad periodística”.
El corresponsal se encontraba en la Villa Creolle que es el lugar donde hasta ayer se hospedaban todos los médicos extranjeros, y a donde miles de personas habían acudido con la esperanza de recibir atención medica, en virtud del letargo de la ayuda en sus lugares de origen. Ahí, justo en lo que seria la piscina de este otrora hotel de cinco estrellas, en uno de esos sillones que usan los vacacionistas del exclusivo lugar para tomar sus baños de sol, descansaba una nenita, que por la descripción que con muchos trabajos dio el periodista, tenia heridas por todo el cuerpo, y se encontraba totalmente desnuda, salvo por lo que parecía ser un mantel de mesa. La niña estaba sola sin un alma, lo que tanto al periodista como a quien escuchara le sugerirían dos hipótesis: sus padres se encontraban buscando ayuda en algún otro sitio del mismo hotel, o la nenita llegó ahí sola.
Cualquiera de las dos, resulta desoladora.
Cuando llegue a casa lo único que quería era abrazar con todas mis fuerzas a mi hija.
Hay que donar ahora que todavía no es muy tarde y pueden salvarse mas vidas en Haití.
Cuando pasa un desastre asi, es curioso como reaccionamos, como recordamos lo pequeño que somos, lo fragil y vulnerable que somos. En estos momentos el otro es recordado y compadecido, sin embargo es curioso que con el pasar del tiempo algunos olvidamos el mundo y nos regresamos al nuestro, el cuàl es medible en tamaño, peso y longitud etc.. Si cada dia pudìesemos independientemente de los desastres naturales que nos acechan, de la violencia, del hambre, recordar que cada decisiòn que tomamos, cada objetivo que nos ponemos por màs cotidiano que sea, involucra al pròximo, que la compasiòn tiene que ver con contener al otro como ha uno mismo, que amarnos y conocernos a nosotros mismos equivale a conocer y amar al Mundo, la vida, nuestras vidas serian sin duda alguna diferentes.
Nunca es tarde para muchos comenzar.
Otra cosa que me impone una verdadera crisis existencial, es que independientemente al nivel de impacto que tenga la tragedia sobre nosotros, éste nunca es directamente proporcional al nivel de respuesta en la ayuda. Muy bonita reflexion Lys, me toca principalmente el que cada «decision que tomamos afecta al otro». Un abrazo
Ayer veia en 60 minutes una entrevista a un doctor….donde piden alcohol para esterilizar los pocos instrumentos que tienen y poder operar…pero cuando vi como quitaban los cuerpos de la calle como si fuera basura….se me partio el alma…..hay que apoyar a la Cruz Roja!!!!